No se trata simplemente de prohibir la droga, ni de controlar su distribución.
Aunque estas cosas son necesarias, el problema de la drogadicción tiene sus raíces en la sociedad misma. Es por ello que es necesario un compromiso de la sociedad en su conjunto. Padres, maestros, medios de comunicación, instituciones, etc., deben comprometerse a construir una sociedad nueva, donde sean promovidos los valores auténticos, especialmente los espirituales. De no hacerlo así, todas las estrategias de prevención serán inútiles, pues el problema de fondo seguirá existiendo.
Para las personas que ya han caído en el abuso de drogas, no bastan los simples tratamientos médicos, dado que existen otros problemas del individuo que están detrás del hecho de su drogadicción. Es necesario, junto con el tratamiento médico de desintoxicación propiamente dicho, un tratamiento de rehabilitación que haga que la persona redescubra su valor y su identidad más profunda. Este tratamiento no será posible sin la participación del individuo, sin su voluntad de cambiar.
El apoyo de la familia y una adecuada asistencia espiritual son también fundamentales para la rehabilitación.
Los padres ejercen un rol preventivo con los hijos, o sea actúan antes de que aparezca el problema, al:
FOMENTAR LA IMAGEN PERSONAL POSITIVA: si el niño se siente valorado y amado por sus padres y recibe de ellos mensajes de valoración, se sentirá seguro de sí mismo. Para eso es importante:
Reconocer que cada hijo es único; aprender a conocerlo y aceptarlo tal como es.
Asegurarse que se siente querido y demostrarle cariño permanente a través del contacto físico y verbal.
Confiar en él y demostrárselo.
Estar disponible para escucharlo y compartir pequeños momentos.
Respetar su privacidad.
Ayudarle a que tenga éxito en las cosas que emprende y a enfrentar fracasos y errores.
AYUDARLES A MADURAR:
Promover la toma de decisiones responsable.
Darles tareas y responsabilidades, no hacer las cosas en lugar de ellos.
Promover la autonomía, manteniendo el cariño y los límites.
Tener una actitud abierta, flexible y de apoyo frente a los cambios de la edad.
ENSEÑARLES AUTOCONTROL:
Los padres pueden ayudar a sus hijos a manejar y expresar adecuadamente sus emociones (pena, ansiedad, rabia, frustración, etc.) siendo modelo y ejemplo de conducta: frente a situaciones problemáticas o conflictos, no perdiendo el control, mostrando serenidad, reflexionando, buscando alternativas de expresión.
ESTABLECER LIMITES Y NORMAS CLARAS Y RESPETABLES:
Las normas y límites son importantes porque estructuran a los hijos, les ayudan a tener las cosas más claras, a saber lo que hay que hacer y lo que no. Esto le da seguridad. Por esto los límites se van adecuando a la etapa de desarrollo de los hijos, de menor a mayor autonomía.
FOMENTAR LA COMUNICACIÓN AL INTERIOR DE LA FAMILIA:
Respetar sus opiniones.
Corregir sin descalificar, ridiculizar, sermonear o comparar.
Ser leal.
Reconocer nuestros errores.
Expresarle nuestros sentimientos.
Buscar conciliar sus necesidades con las nuestras.
Promover un clima de creatividad y humor.
Aceptar rebeldía y críticas como parte del proceso de desarrollo.